viernes, 20 de abril de 2012

Gorila Mushamuka en Kahuzi-Biega

   He conocido al gorila Mushamuka en el año 1974,subiendo a la montaña Kahuzi-Biega en el Congo oriental. Pasando por pantanos con mis guias pigmeos y batwa llegamos a los 3000 metros de altura y al principio del bosque de alta  montaña.Abajo de un árbol apareció Mushamuka a cuatro patas, cuadrado como un toro Aberdeen, con su lomo plateado de macho adulto,jefe de una familia.
Cuando nos acercábamos más Mushamuka se cuadraba y se ponía  parado golpeando su pecho  y rugiendo, para alejarnos de su prole, o nos cargaba. Cuando el gorila carga muy a menudo lo hace en diagonal, de modo que cuando termina su carga se encuentra a nuestro costado. Entonces tenemos que hacer media vuelta para siempre hacerle frente, porque al mostrarle el flanco o nuestra parte trasera el gorila lo ve como una huída y esta tentado de mordernos el trasero.Los africanos se mofan de la gente que presenta estas heridas porque son la prueba de la huída y de la cobardía.
   ¿Se preguntaran como llegué a tomar la decision de visitar los gorilas en su habitat? Todo ha empezado con un libro sobre animales que mi madre me ha regalado cuando yo tenia catorce años (tengo el libro todavia) donde aparecia una fotografia de un enorme gorila que vivia en el zoolopgico de Berlin.Asi tome la decision de ir al Congo oriental.

TRES VECES EN LA BUSQUEDA DEL GORILA


1970 –Ruanda-Uganda

   Estoy en un país embrujado, una pequeña Suiza escondida en el centro de África..
Figuras de Ryder Haggard, altos guerreros que parecen salir de las ”Minas del rey Salomón” viven en este país rico, de gran belleza, al norte de los volcanes Mufumbiro en el triangulo Uganda-Ruanda-Congo. En una hostería que parece estar en los Alpes austriacos tomo té sentado al sol y unos graciosos cuervo overos “corvus albicolis”, criaturas del “Alice in the wonderland”,me roban de la mano la agenda en que hago notas Por suerte se les cae del pico y la recupero.
   Hay una planicie donde crecen volcancitos rabiosos delante mis ojos, es una tierra del principio de la tierra, en el tiempo cuando se formaba la corteza que habitamos. Detrás de la planicie se yerguen, altos, negros y monstruosos los ocho volcanes. Los últimos, mas occidentales, Nyiragongo y Nyamlagira, todavía son activos, echan lava que , como un río incandescente, amenaza aldeas y pueblos. Yo me dirijo hacia loa más orientales:
Muhavura, Mgahinga y el Sabinio con su roja cabeza en serrucho.
   Pasaron varios días y estoy sentado, exhausto, en la selva de bambú en las laderas del Sabinio; tengo sed, las piernas de plomo, nos tomaron tres horas de penoso descenso por los senderos de elefantes, altos túneles cavados en el bambú, para bajar al refugio, una simple choza. Que lujo, caminar erguido, después de caminar a cuatro patas por los túneles de los gorilas invisibles. Hay nidos, estiércol y pisadas de los gorilas. ”Ngagi natembea”-el gorila se va-comenta mi barbudo guía bahutu., quien habla apenas unas palabras de Swahili. Ahora fuma la pipa y yo también. Compartimos  lo que nos hace hombres civilizados.
   Hay cerca unas shambas de los bahutu, se escuchan gritos, hay corridas, perros ladran, se esfuman altas figuras de los pastores watutsi armados con lanzas. Las riñas tribales entre estos pueblos mortalmente enemistados son las que ahuyentan a los gorilas, a este mono tímido e inteligente, pacifico a pesar de su enorme fuerza..Pero, aún habiendo fracasado en el intento de verlo, su ausencia habla de su reserva y de su dominio de las tan altas y difíciles montañas.
   Tomo y tomo té (agua hervida de un bebedero de animales salvajes).los bahutu hacen su ”chacula”,su polenta de maíz..Es domingo y desde muy abajo, del valle, llegan los grandes tambores de las ”ngomas” los bailes tribales .He llegado al limite de mis fuerzas físicas y de mi voluntad, no soy débil pero la montaña me ha vencido..El sonido fuerte de la negritud me hace sentir realmente quien soy, un blanco solitario en el corazón de África; ni con las manos me llego a hacer entender. Pero por lo menos no tengo que aguantarme la charla de mi “evolucionado” Nairobi-boy Daniel. Sobre el Congo hay tormenta, truenos amenazan y el sol  poniente esta ensangrentando “mi” Oeste. De ahí vengo; todos somos hombres-pero de ahí vengo.
   En la choza me cuesta dormir; he visto pisadas de leopardo muy cerca y me acuesto sobre una planchas con un palo en la mano. Ratoncitos y cucarachas corren por mi cara durante la noche, el sueño no viene. Fuera de los endebles muros de la choza siento y escucho a los elefantes pisar, y su trompas tocan la madera ,me huelen..Con una respiración fuerte podrían tirar las maderas abajo. Por suerte toleran mi presencia..
   Bajo de la montaña  derrotado con algún honor, entre los aldeanos bahutu que van al mercado, es el lunes. Nos saludamos: digo “Uraho”. Me contestan ”Urahoneza”
o ”Yebooo”.Hay mujeres y hombres de estaturas magnificas.¿Sangre tutsi? Otros son casi enanos.¿Sangre batwa”? Como dicen los ingleses:”I did my best”.


1974-Kahuzi-Biega-Congo

   Esta montaña es más amigable, las subidas son menos abruptas, hay espacios llanos. Tengo mejores zapatos, estoy más preparado, con una cámara fotográfica liviana. Pero sobre todo hay más gorilas, muchos mas. Caminamos rápidamente por un pantano siguiendo al jefe pigmeo Patrice Wazi-Wazi.Patrice es una enciclopedia del bosque, sabe precisamente adonde nos esta llevando.
    De repente hay unos ladridos rápidos, como de un perro grande. Bajo un gran Hgenia con ramas horizontales esta parado a cuatro patas Mushamuka , un ”lomo plateado” de doscientos kilos y mas de un metro ochenta de estatura. Un macho de la especie Beringei  o Graueri según las preferencias de los taxonomistas. La cara es seria con piel de charol negro reluciente, la postura en cuclillas de uno de los gigantescos luchadores de Sumo  japoneses, a cuatro patas se asemeja a un toro Aberdeen Angus. Es un Dios de la guerra pacifico.
   Otros días arremete contra nosotros como una topadora; gritando, rugiendo, arrancando plantas; cuando los bambúes se rompen suena como tiros de fusiles. Mushamuka pega los troncos, dá martillazos contra el suelo, las hembras chillan y, en la efervescencia, cobran; los juveniles se trepan a los árboles, o se balancean en los bambúes mas altos..Mas gritos y corridas en diagonal del gran ”Silvertback”.En seguida nos alineamos, dándole la cara, sin gesticular ni hablar, tratando de guardar una posición mas alta hasta que su furor de protector de familia se esfume un poco. El gorila nos esta enfrentando, en la sombra, a pocos metros, siento un fuerte olor de almizcle.
   En mi última visita el gorila esta mas tranquilo, pasa comiendo lentamente, a una quincena de metros. En su postura común, a cuatro patas, se presenta como un oso negro. Una hembra se golpea el pecho, pequeños gorilas que se parecen a grandes bolas de lana negra nos observan, curiosos, desde los bambúes. Pasa una madre con un petizo sentado sobre su espalda. Es una gran familia pacifica.
    Charlo con Wazi-Wazi. Es muy pedigueño ,me pide el abrigo impermeable, pero se conforma con todos mis cigarrillos. Le pregunto:”¿Tienes miedo al gran gorila que te podría comer?.El pigmeo me contesta con sorna:”Yo soy jefe, y he comido unos cuantos grandes gorilas”.¿Habrá que creerle?



1979-Kinguelé-Tchimbelé-Montañas de Cristal-Gabon

  
   Los cazadores nativos Fang , hombres rudos y musculosos, equipados  con escopetas y poderosas linternas, cazan preferentemente de noche. Encandilan y disparan. Cazan todo, absolutamente todo: monos “mécanicien”(Colobus negro-Colobus satanas,especie clasificada como ”endangered”),monos ”nes blanc”y”nez bleu”,pangolines,
puercoespines,”chevrotains aquatiques”-hyemoschus aquaticus” también protegidos. Se
mata y se come todo ,o se vende a los “étrangers”,a los que no pertenecen al mismo clan. Los franchutes hacen lo mismo. El impenetrable y hostil bosque primario, despoblado de los humanos, es la única salvación de los elefantes y gorilas (frecuentes) que son agredidos, heridos, masacrados y muertos a la vista. Me cuentas un francés:”mate cinco elefantes atrapados en el barro. Ni valió la pena, no tenían colmillos (son de la subespecie del bosque ”Loxodonta cyclotis”)”.Los gorilas viven en m uy pequeños grupos, no como en el Kivu. Las manos de los grandes primates sirven como ceniceros.
Las cabezas taxidermizadas, con lamparitas rojas de luz intermitente en vez de ojos-“Trés amusant”.Los Fang los cazan para vender las manos y las cabezas a los franceses. Me cuenta uno de los cazadores, mostrandome a su amigo que tiene la lepra seca:”ayer en la noche encontró una familia, papa, maman et bébé,y el papa se enojo, y el tonto se asusto tanto que no le disparo”.Ambos se ríen.
   Ayer un gorila hembra fue muerto a hachazos sobre la pasarela de la represa. Pesaba como ochenta kilos. El pequeñito, lamentablemente, se escapó-el pillo. Los otros monos se lo llevaron.
   El bosque, como un muro verde de más que treinta metros de alto, empieza inmediatamente del otro lado de la represa. Una tarde hubo un prolongado ruido atronador. El suelo temblaba y se levantó una nube de partículas de agua en el aire sobre hectáreas de selva..Se habían caído árboles patriarcas y arrastrado consigo muchos otros, montaña abajo. Una lavina de árboles, un  terremoto de flora tropical..
   Una usina eléctrica fue construida por los franceses en Kinguelé, para proveer de luz a Libreville, la capital de Gabon. Un templo al espíritu racional-científico de los occidentales.
   Los ingenieros franceses que me cuentan sus cacerías me miman con paté de foie gras
y con marrons glacés. Son tan simpáticos y inmejorables anfitriones que no tengo el coraje de criticarlos. No digo nada, no abro la boca. Me han comprado...




SERENGETI - EL SAFARI DE DELY

¡Tantos años¡ Tengo que volver al año 1986 para empezar a recordarme de las primeras imágenes..Saliendo del aeropuerto de Capetown se ve el prado verde del pequeño Wilderness donde corren unos Ñus de cola blanca (Connochaetus gnou),negras antílopes de aspecto agresivo.:Despues llegamos al hotel Herrengracht de cinco estrellas,Dely está encantada y me da un beso. Con David Farkuharson almorzamos en un Departmentstore donde nos atienden serviciales mujeres Capecoloureds (primera impresión de la brecha que separa a los Blankes de los Nietblankes.En el banco donde cambio dólares nos atienden gráciles jovencitas malayas, muy elegantes. Se tiene la impresión que para estos descendientes de esclavos, o sirvientes, que trajeron los holandeses de Java, hay mejores oportunidades de trabajo, y sociales, que para los Coloureds con sangre africana. Así, hay graduaciones hasta entre este segmento social que se ubica entre los blancos y los negros. El Apartheid funciona con matices.
   Por la noche invitamos a los Farkuharsons a una parrilla que podría encontrarse en Buenos Aires. Sus chicos, especialmente Little John, están enamorados de Dely, lo que la pone de muy buen humor. Al salir de la parrilla, sin embargo, hay una nota discordante. A un negro que canta para nosotros y a quien doy unos monedas. Gill, la mujer de David, se las quita con gesto perentorio.¡No hay que acostumbrarlos a la vagancia!,dice Gill. El día siguiente noto otros africanos, cantando y dando pasos de baile en las calles. Nadie los mira, ni les da una limosna.¿Pregunta:.porque esta indiferencia? Esta gente seguramente no tiene trabajo, ni oficio. No se exhiben en la calle por  placer. En sus caras oscuras no se lee ninguna expresión, es gente detribalizada que forma un lumpenproletariado sin futuro y que presenta un problema para la sociedad sudafricana.
   Dely se va de compras con Gill y me cuenta después, agradablemente sorprendida, del trato casi extremadamente cortés entre las mujeres blancas. En buena clasista, lo atribuye a la superioridad de la raza sajona que ella ama.
    La noche del último día en Capetown lo pasamos solos en una excelente marisquería donde no importa el color del comensal pero su portafolio. Relajados, sin sentir el problema racial omnipresente en la ciudad, admiramos por el ventanal la playa iluminada y las olas tranquilas del Atlántico..Lo pasamos “diez puntos”.  


   Aeropuerto y avión, donde los viajeros parecen hablar solamente de rugby. Uno de ellos, ex Springbok, alaba el buen trato que recibió en la Argentina. Por la ventanilla veo el famoso Drakensberg cuyas rocas parecen saltar hacia  nosotros. En el aeropuerto de Johannesburgo, para pasar el tiempo, almorzamos en un restaurante agradable. Comiendo, hay gente de apariencia común, pero  consciente de su dignidad de blancos, que  se esfuerza de tener unos modales distinguidos. Para volar a Nairobi, nos trasladamos al sector accesible a todos los colores. Un imponente muchacho uniformado, armado. hasta los dientes, observa a todo el mundo con cara sospechosa y el policía controla nuestros pasaportes con mucho cuidado. Obviamente hay miedo de terroristas..Pero me quedó un buen recuerdo de ese aeropuerto: compramos una pequeña Kodak muy barata, que resultó una de las mejores adquisiciones de mi vida. Varias generaciones la usarán..Dely también me hace un lindísimo regalo. En el revistero encontró un “reprint” facsímile del libro de ilustraciones que publicó el capitán Cornwallis Harris sobre sus cacerías, hace de ello mas de un siglo y medio.
   El vuelo hacia Nairobi, Kenya, es bastante corto. Swissair nos sirve buena comida y por la ventanilla contemplo el negro e inmenso continente de África,.En Nairobi tardamos de encontrar las valijas, hay un poco de confusión, eso no es la Sudáfrica ordenada. Un pasajero explica a Dely: ”We are in Kenya” y ambos se ríen. Pasada la aduana el coche que nos envió Thorn Tree Safaris tarda. Me siento en la vereda, el cielo nocturno está cubierto de estrellas, el aire vibra. El hotel Norfolk nos acoge con brazos abiertos.Dely está chocha.

    El Norfolk es una institución, una celebridad. También es uno de los renombrados doscientos hoteles del mundo y sus servicios son excelentes, aunque ostentan el trato de lo que el hotel ha sido en sus comienzos: un ”pied á terre”en Nairobi para los farmers y los pioneros de la época colonial. Los mas famosos ”white hunters” y aristócratas afincados lo frecuentaban. El “leader” de los colonos, el legendario Lord Delamere dominaba en el bar (ahora nombrado Delamere bar) donde bailaba en la barra y pegaba tiros de revolver  a las botellas. Un Pimms o un whisky doble son obligatorios..A Dely le encantaba nuestra suite y la gran pajarera en el patio donde revolotean magníficos Turacos, los pájaros mas bellos de África. Pero lo que le ganó el corazón a Dely es el “breakfast room” .Con su sonrisa (y mis propinas) al personal, incluyendo el maitre, lo tuvo a sus piés. Se precipitaban para llevarle un Camembert o un Brie fresco (habían descubierto su debilidad para los quesos).”Mama,here is your cheese”)..El café de Kenya es, con el de Costa Rica, el  mejor del mundo y una gran taza doble ayuda a consumir el tradicional ”porridge”,los huevos revueltos con panceta, salchichas y tomates, además de la mermelada muy ”british” y las tostadas con rica manteca australiana salada. Después de tal desayuno es claro que el almuerzo resultara liviano. Pero como pasamos la mañana corriendo con las compras: camisas, pantalones, chalecos, batas, botitas, sombreros (todo hecho a medida, de color caqui y a  entregar mañana por la mañana antes de la salida al “safari” por la famosa tienda Ahamed´s )–sin olvidarnos de las librerías y de las boutiques donde compramos unos pareos (que aquí se llaman ”kikois”) con cebras e hipopótamos estampados para que Dely se luzca elegante en las playas del Océano Indico- el almuerzo nos cae bien.
El almuerzo: también es notable y se lo voy a contar. Se toma en la gran terraza, bajo sombrillas.

   Yo descubro la  cerveza local ”Tusker”y las salchichas calientes con ketchup y Dely descubre los “oeufs pochés” o los langostinos con curry. Nos atiende un mozo muy risueño y muy negro que canta como un Satchmo local unos ritmos de jazz improvisados..
   Por la tarde hacemos una excursión al parque nacional Nairobi donde encontramos una muestra de lo que nos ofrecerá África de su mundo animal. Me recuerdo que nos avisaron de cerrar las ventanas del  VW kombi para no tener contacto con el simpático monito verde,Cercopithecus aethiops, porque puede hacer mordeduras dolorosas.
    De noche se come en el gran comedor muy iluminado  donde nos ofrecen una cantidad abrumadora de platos calientes y fríos. Nos vamos a dormir temprano porque mañana por la mañana saldremos para Tanzania.
   En efecto, ni bien terminado el desayuno, en la entrada del hotel se presenta nuestro kombi personal y un gordo chofer kikuyu, llamado Christopher, llama por los ”Mr.&Mrs Ciklái”,y Dely se siente importante, comparándose con unos turistas yanquis que se tienen que contentar con unos transportes colectivos.
   Del viaje a la frontera tanzaniana, me recuerdo que Dely  se emociona porque  por un trayecto una  alta jirafa nos   marca el paso con sus zancadas larguísimas. En Namanga tramites largos y después en Arusha el  hotel Meru es grande pero con un aire de abandono ya que en Tanzania nos encontramos con una economía socialista-estatal que es muy ineficiente. Hay un ambiente de inseguridad ya que muchos comensales del hotel parecen ser unos guerrilleros rodesianos que se entrenan en ese país. Un muchacho grandote y de semblante huraño ojea my Rolex y Dely se siente muy incomoda, La comida es pésima, como nos comentan unos canadienses y de noche colocamos a un arcon pesado delante la puerta del cuarto. Lo único agradable del ambiente es que por la ventana vemos la sombría y enorme silueta del  monte Meru..Con placer saldremos de Arusha, con su aire de sospecha ya que el dólar paralelo vale tres veces mas que lo que vale oficialmente.
    Nuestro chofer tanzaniano es un muchacho agradable de la tribu Chaga que se llama Frank. La ruta para Manyara es arenosa, hace mucho calor y en  el pueblo hay muchas mujeres africanas que llegan al mercado. También vemos a los primeros guerreros Maasais, embadurnados de rojo, con sus altos cascos de barro rojo y largas lanzas, jóvenes “moranis” altos y delgados, conscientes de su aspecto impresionante. Para llegar al hotel subimos por una cuesta varios cientos de metros. Desde el barranco donde se encuentra podemos ver, muy abajo, la selva verde que rodea el lago Manyara en imponente perspectiva. Grandes ”hornbills” negros planean por los aires como rinocerontes alados.
    Delante el lago Dely sale del kombi y se acerca a la playa. Miles de flamencos se pasean cerca de la orilla y pelícanos rosados aterrizan  como hidroplanos o toman el vuelo para planear como enormes fragatas. Hay una rareza: en el bosque los leones se suben a los árboles para escaparse de las moscas. Hay que tener cuidado y no acercarse demasiado porque un león que se cae sobre el techo abierto del kombi es un peligro. Muchos elefantes se ven  sacudiendo los troncos de los árboles y después recogen con la trompa los frutos caídos.
   En el bosque hace mucho calor y nos volvemos al hotel mas arriba sin haber visto uno de los rinocerontes que, así parece, aquí abundan. En el hotel hay una agradable sorpresa:
La comida es buena y el  gerente africano del hotel, muy pulcramente ataviado, se merece un aplauso. La vista del lago desde el comedor es esplendida.
    Emprendemos el camino montañoso hacia el Ngorongoro. Dely, parada en su borde, se extasía ante la vista de la caldera-crater cientos de metros mas abajo. Lo visitaremos en el camino de vuelta. Descendidos a la llanura pasamos al lado de los barrancos de Olduvai donde el paleoantropólogos Louis Leakey ha hecho sus descubrimientos  de pitecantropos, nuestros antepasados en el camino de la vida. Nos paramos  cerca del Simba Rock, la roca del león, y Dely da migas de pan  a cientos de pájaros azules, borravino o multicolores. Acercándonos al campamento Seronera pasamos entre manadas de gacelas Grant y Thomson, cebras pintadas de blanco y negro y ñues azules y en un bosquecillo avistamos los primeros leones; una media docena de adolescentes  cuyos machos ya ostentan una principiante melena.
   La hostería Seronera, en el centro del parque nacional Serengeti, está ubicada en un lugar impresionante, en las grises rocas graníticas que los Boers sudafricanos llaman ”coppies”, cabecitas. Lamentablemente volvemos a la mala administración  hotelera estatal, nuestro cuarto es sucio, hay agua corriente por momentos, hasta para lavarnos los dientes usamos agua mineral embotellada..Pequeños damanes, parientes del elefante, caminan por el interior de la hostería, un gran macho babuino se nos cruza al dirigirnos al comedor, le pego un grito y se escapa con un salto, por suerte me vio más alto que él.La comida es un desastre ”no me gusta” me quejo y Dely se ríe..
   Al hacer los ”game runs” vemos muchos leones, búfalos, jirafas y antílopes..En el segundo o tercer día nos topamos con una manada de mas de cien elefantes, tan solo hembras, juveniles y pequeños bebes. Corren por la llanura  hacia no sé donde, parecen asustados.¿Habrá furtivos en el parque. Donde están los grandes machos colmilleros? La pregunta a los ”rangers”,los guardabosques que nos acompañan, queda sin respuesta. A pesar de todo quedamos colmados por la extraordinaria riqueza animal del lugar.
   En el camino de vuelta, esta vez sí, nos paramos en el Ngorongoro. Desde el ”lodge” que está ubicado en el borde del crater, cientos de metros mas abajo, admiramos la vista de una de las maravillas del mundo, un parque zoológico de la naturaleza de un diámetro de unos quince kilómetros.
   La bajada se hace en un Land Rover, en primera velocidad, por serpentinas que bordean los muros casi perpendiculares. En el cráter se presentan varios medioambientes africanos. Hay un pantano con hipopótamos y un bosque con elefantes. En la estepa hay grandes manadas de ñus y donde hay ñus hay leones. Los leones de Ngorongoro son famosos por sus grandes melenas negras. Vemos a uno descansando pero varias leonas cazando. También hay grandes jaurías de hienas manchadas que, a pesar de su reputación de carroñeras, también son temidos cazadores. Hoy vemos pocos rinocerontes negros que hacían el interés del cráter, los furtivos los persiguen..Un enorme elefante se cruza de un lado de la caldera al otro y pasa al lado de nosotros sin cambiar su rumbo, con largos trancos la mole negra de seis toneladas se aleja en su camino recto.


    De vuelta al “lodge” esta vez comemos bien y tomamos vino Chianti tinto importado de Italia. Dely toma varias copas tan solo cuando yo insisto porque teme de emborracharse. Le aseguro que hasta el cuarto llegara sin problemas.
    En el retorno a Arusha paramos en el agradable Gibbs Farm, con linda vista al lago. Desde Arusha el camino es asfaltado, cruzamos la frontera kenyana y en el esplendido comedor del Norfolk nos empachamos de ricos platos para vengarnos de la gastronomía estatal de Tanzania. Dely se va a hacer una siesta y yo me voy para alquilar un automóvil. Para los balnearios del Océano Indico viajaremos solos, sin guía.
    Tuve que acostumbrarme a manejar por la izquierda. La ruta es buena y al kilómetro doscientos doblamos a la derecha para entrar en el parque nacional Tsavo, famoso por sus numerosos elefantes pintados de rojo por la arcilla ferruginosa del lugar. Antes de llegar al “lodge” Kilaguni vemos varios haciendo la siesta bajo la sombra de las altas acacias amarillas..El “lodge” tiene una larga barandilla con la vista a un pozo de agua. Elefantes y cebras beben juntos en el mediodía sin molestarse. Tenemos un lindo cuarto con balcón y, como hacer calor, Dely se pone el traje de baño y se va la piscina. donde charla con unas inglesas que critican a una francesa que, aparentemente, se hace la sexy delante toda persona masculina..En el atardecer tenemos una vista esplendida del nevado cono del Kilimandjaro, rosado por el  sol del atardecer. Con una cerveza fría y  unas pancetas tostadas tengo un gran sentimiento de bienestar. Durante la noche vemos desde el balcon manadas sucesivas de elefantes que vienen para beber.
   El camino a Mombasa atraviesa una selva de grandes baobabs panzudos y, a veces, un elefante cruza la carretera. Desde Mombasa doblamos para el norte y  nos dirigimos al balneario “Turtle bay” donde pasaremos unos días. Hace un calor infernal cuando tenemos que esperar el ferry Likoni. Es baja temporada de modo que el personal del balneario y sus instalaciones están a nuestros pies. Gran cuarto, bar, comedor, piscina, playa con arena blanca, palmeras cocoteras, barcos de excursión. El agua del océano, es baja dentro de la barrera del coral y llena de arena de modo que uno sale blanco y tiene que ducharse para sacársela. Fuera de la barrera están los tiburones. Lo malo: en un barquito que alquilamos para salir al océano el motor no funciona y tenemos que dar peligrosas vueltas, con velas, para volver al puerto sin estrellarse en las rocas. Dely casi vomita y yo no me río porque las olas del Océano  Índico son mucho más grandes de lo que parecen. Una italiana, que compra muchachitos con relojes baratos, provoca la indignación de Dely. Lo bueno: el bar sirve ricos  “long drinks”-“planters” y otros. Con música y bailando nos sirve langosta  el personal risueño. Hacemos una excursión hasta Malindi donde Dely compra kitenges y khangas y yo buceo en el parque acuático entre multicolores peces de coral. A una mujer mestiza de Goa, que queda entusiasmada por nosotros, compramos collares y hablamos castellano-portugués..Los anglosajones no son muy amables con la gente de otro color.
    Hay que emprender el camino de vuelta. Y en la ruta vemos unos lindísimos kudúes menores, antílopes azules con rayas blancas .Pernoctamos en el ”lodge” de Voi  ,cerca del lugar donde los devoradores de hombres del Tsavo aterrorizaron los constructores del tren de Uganda. Al principio del siglo XX. Desde nuestro cuarto vemos grandes manadas de búfalos negros que vienen a beber al arroyo abajo del cerro. También hay impresiones menores: una tribú de mangostas pasa corriendo como un tren de juguete..Los babuinos que se acercan a la piscina aquí son mas amarillos y esbeltos que los de ambientes boscosos .Norfolk nos acoge antes de la última excursión..
   Nuestro guía-chofer es otra vez el gordo y simpático Christopher. El camino a la reserva natural de Mara que es la continuación kenyana del Serengeti con la vida animal   más rica de Kenya. es de tierra y muy polvoriento, Dely tiene que protegerse la cara con un pañuelo. En Narok mujeres maasais ofrecen collares y vemos muchos maasais mayores de edad envueltos en frazadas rojas, que caminan con caras importantes de dueños de la tierra.
   Nuestra carpa tiene el numero 12ª.Los dueños del campamento “Little governors camp” son unos griegos supersticiosos. De noche escuchamos tremendos rugidos de leones cazando y muy temprano un boy nos trae el té obligatorio. Todavía con oscuridad salimos para el “game run”.Cruzamos el río Mara y con un Land Rover entramos en la llanura. Enseguida vemos varios grupos de leones descansando al lado de sus presas abatidas. Bien comidos, duermen..Las suaves laderas de las colinas andan cubiertas de ñus y cebras que ahora ya no corren peligro y se mueven hacia los vados de los ríos Mara y Mbalageti como impulsados por una necesidad .de migrar. En los barrancos se acumulan masas de ñus que en cierto momento explotan y se tiran abajo para cruzar el agua. Y subir a la otra orilla. Alguno se ahoga o cae presa de los grandes cocodrilos que los esperan..Por la abundante comida es impresionante el tamaño de esos lagartos en unos ríos tan angostos.
    Se vuelve al “lodge” cuando el sol se pone fuerte y no permite buenas tomas fotográficas. Recién entonces se toma el gran ”british breakfast” con los huevos fritos,salchichas,pancetas,tomates,tostadas,mermeladas,manteca,jugo de fruta  y café con leche, servidos por un joven con un gran sombrero de cocinero. Es el momento del descanso, de la ducha y del aseo. Se puede hacer un paseo por el bosquecillo cercano acompañado por un alto “ranger” maasai armado con lanza que vigila que no haya elefantes cercanos. De noche para ir, y volver, a la gran carpa del comedor también un ”ranger“ con lanza y linterna nos acompaña..
   Una noche tenemos una sorpresa. Entreabro la ventana de lona porque escucho un ruido y veo una gran masa gris. Es un elefante. Salgo con prudencia a la puerta de nuestra carpa y veo un ”ranger” sentado, armado con un rifle. Pregunto y el me dice ”peaceful”.El elefante se aleja y dentro de un rato tira un arbolito para comer las ramas tranquilamente..Después de un tiempo se va al bosque..Dely de todo eso no sabe nada y duerme pacíficamente; no la despierto para no asustarla .Se había infringido un reglamento: no hay que permitir la entrada de animales salvajes al campamento,-pero obviamente, no se cumple a la letra.
     Con Christopher volvemos a Nairobi y al Norfolk. Hacemos compras, regalos para todo el mundo, y nos despedimos de un mes inolvidable.¡Adiós África!  

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